Como es tradicional, los estudiantes de los programas formativos (entre ellos por supuesto, Sinfonía Pacífica), tuvieron la oportunidad de mostrar el progreso que han tenido a lo largo de este semestre que acaba de culminar, el pasado mes de junio.
Todos los niveles y especialidades de instrumentos se dieron cita en el Tecnocentro Cultural Somos Pacífico, ofreciendo una exhibición de puro talento y de sorpresas; para todos quienes hemos sido testigos del arduo trabajo de educadores y beneficiarios, se siente algo de nostalgia, pero también de satisfacción. Y es que no es para menos, si tenemos en cuenta que muchos de los niños y niñas que integran los programas, consolidaron sus relaciones con la música, los instrumentos y la puesta en escena, tan vital para cualquier artista.
Ver la culminación de los procesos y las promesas cumplidas, lo que el Tecnocentro ofrece para quienes invierten su tiempo en las artes y no en la violencia, así como las múltiples destrezas que trazan un futuro mejor, es la razón de ser y el sentido de invertir presupuestos, horas y conocimientos para mostrarle a las futuras generaciones lo valioso que es el tener opciones.
La música clásica y el acercamiento con la educación artística, desempeñan un papel significativo en la prevención de la violencia al proporcionar un canal seguro y constructivo para canalizar emociones intensas. Además, el estudio y la apreciación de los géneros musicales desde su raíz, fomentan habilidades cognitivas y emocionales, promoviendo la reflexión y el autocontrol. La música clásica ofrece una alternativa poderosa al conflicto y puede inspirar a las personas a encontrar soluciones pacíficas a los desafíos que enfrentan en la vida diaria, ya sea en asuntos sencillos o en problemas estructurales más críticos.
Sabemos que el camino hacia una sociedad en paz es largo y lleno de obstáculos, pero entendemos también que vale la pena apostar por quienes le apuestan al diálogo, a la expresión sensible y a los espacios que construyen comunidad.
El mejor broche de oro, la mejor conclusión a este proceso que está por iniciar una nueva etapa, es la certeza misma de que estamos impulsando a toda una nueva generación de jóvenes que invierten su tiempo libre en sentir y expresar el mundo interior de una manera más armónica, como lo es una sinfonía en si misma.