Por Daniella Chico Moreno
Equipo de Comunicaciones
La gastronomía suele ser un lugar de convergencia entre el antaño y la vanguardia, la tradición y la novedad; en esta ocasión, no sólo nos reunimos en torno a la comida o a los ingredientes para evocar recuerdos: los sabores también han servido para abrir diálogos necesarios, con el ánimo de entender nuestro legado gastronómico como una herencia que debe ser salvaguardada y puesta en valor.
Siguiendo esta lógica, y abriéndole la puerta a las nuevas formas de comunicar lo patrimonial, han llegado para quedarse las Escuelas Culturales Vallecaucanas, una iniciativa de la Secretaría de Cultura Departamental y la Gobernación del Valle del Cauca. Por medio de cápsulas audiovisuales con recetas típicas de nuestra región pacífica, se busca crear un espacio de aprendizaje conjunto entre mayoras y, por supuesto, la audiencia que nos ve tanto en el set de grabación como en las plataformas digitales. Nuestras adultas mayores del programa Saberes Pacíficos tiene un rol activo y visible en esta nueva producción, pues junto con nuestra mayora invitada Liduvina Obregón y su cocina estelar, se desarrollan deliciosas recetas; no sólo se mueven las pailas y los aliños, también se charla, se canta y hasta se recita poesía.
Juntanza es quizás la mejor de las palabras para resumir lo transformador que es el espacio: es el mismo acto de comunicar la tradición y la Historia que se ha tejido en las cocinas del Pacífico, a través de lenguajes y medios modernos que apalancan el conocimiento. Bien sabido es que no se puede valorar o amar lo que no se conoce, así que tanto para quienes usan sus manos como para quienes estamos detrás de la cámara documentando la magia, las Escuelas Culturales son una promesa cumplida.
Nuestro agradecimiento va para la Secretaría de Cultura Departamental, la Secretaría de Cultura de Cali, Recreavalle, Antoluz, Alvaralice y la Gobernación del Valle del Cauca, que con proyectos como este, le apuestan a la memoria. También reconocemos el rol esencial de nuestras beneficiarias del programa Saberes Pacíficos, quienes con alegría y mucho garbo, se han unido y han puesto sus manos, conocimientos y afectos en esta cocina compartida. También mencionamos a la maestra Liduvina, que con sus conocimientos y sus secretos, ha hecho de este espacio un gozo total para quienes están en escena y quienes estamos documentando este maravilloso proceso.
Las revoluciones también inician en la cocina, y estas adultas mayores, con sus historias y sus manos, están cambiando la manera en que nos relacionamos con la cocina tradicional del pacífico.